Etiquetas

martes, 19 de enero de 2010

Trance

Él está cantando. Hay un muchacho sentado frente al mar. Su voz suena tan perdida como su mirada lo está. Me gustaría saber qué le pasa, qué es lo que está entonando. Pero prefiero mirarlo desde mi lugar, separada de su soledad.

Recuerdo...
Aquél día lo disfrutamos con paseos por toda la ciudad, y terminando en esta misma playa, todos mis sueños se desvanecieron. Aunque me resulte irónico hasta el día de hoy, puedo comprender sus razones. Quizá fuimos ciegos, jóvenes, malaventurados, descuidados, o vaya a saber uno qué fuimos. Quizá fuimos sólo nosotros... Pero no nos bastó.
Promesas hechas, todas rotas. Cada esperanza representa hoy una ilusión destruida. Cada alegría, un anhelo.
Confío en mi pensamiento: Cuando dos personas se juntan, nunca están en el mismo nivel. Y nunca lo estarán. Quizá si no me hubiera confiado tanto en los "te amo" que me decía, quizá entonces me hubiera dado cuenta de la distancia que separaba nuestro sentir.
Hoy duele voltear mi rostro y ver sobre mi hombro todas las esperanzas que con dos palabras se quebraron.
"Terminemos todo".
A mí no me importa si fue lo mejor para los dos o si hubiéramos podido continuar con lo nuestro. Yo no quería terminar nada. Absolutamente nada.
Y me dolió. Le dolió. Y la lastimé. Demasiado, sin compasión. Me sentí traicionado, completamente engañado. Y me dejó de importar lo que sintiera, ya que a ella no le importaba lo que yo sentía.
Tiempo después la perdoné. Por adulto o por idiota. Hoy puedo ver que, a pesar de haber reaccionado así, lo que hizo está bien.
De cualquier forma, ella no sentía todos los "te amo" que me hacía escuchar.

No hay comentarios: