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lunes, 2 de noviembre de 2009

No todas las luces serán guías,
no todas las sombras serán tristezas.~

domingo, 1 de noviembre de 2009

Resplandor

Si ahora nos preguntáramos -¿qué es lo que estamos haciendo?- dudo que pudiéramos respondernos con certeza. Desde que subimos al coche no nos hemos detenido aún. Y no pretendemos deternos pronto.
Viajar en el oscuro túnel de la carretera, a esta altura de la noche, varía entre lo indefinido y lo monótono. Pareciera que estamos solos, aunque las luces y los autos que se pierden en la velocidad nos indican lo contrario. No somos únicos, pero sí estamos en nuestro propio mundo.
Y nuestra conexión es casi perfecta. Podemos vernos, podemos sentirnos, podemos rozarnos. Aislados del resto nos perfeccionamos aun más intensamente.
Incluso aquel brillo enceguecedor nos cautiva a ambos. Podríamos perdernos si no fuera porque estamos concentrados en el camino. Sabemos que del túnel hemos salido hace tiempo, lo que ahora nos espera no son más que kilómetros de llanura parcial.
Y si volviéramos a verla, con seguridad nos atraparía nuevamente. Sabemos que no debemos, seguiremos.
Pero el vehículo tembló y aceleró la velocidad. Había habido una gran descoordinación en nuestro interior. A pesar de saber qué debíamos haber hecho, algo había fallado. Una pequeña ruptura que jamás habría debido ocurrir.
Era el retrovisor lo que aún confundía sus pensamientos.

martes, 27 de octubre de 2009

Cruzar

Desde acá, hoy todo se ve distinto.
El cielo está sumergido en una gran nebulosa que pronto me consumirá. A lo lejos, difícilmente se puede distinguir el montículo de rejas que antes daban forma al portal de mi casa. Pero la niebla no me deja seguir viéndolo por mucho tiempo más.
Cerca hay un árbol viejo, bastante destrozado, que está caído. Lo sé porque veo los pedazos de corteza a ambos lados del antiguo refugio. Éste sí que no se salvó. De hecho es casi irreconocible, aunque no para mí, dado que yo mismo lo fabriqué.
Es triste ver como todo se fue consumiendo. De cálidos colores, oscuros son los que rondan ahora. Pero la niebla sigue avanzando y ya no puedo ver a más de metro y medio de mí.
Cierro los ojos porque así lo prefiero. Tanto desastre me hace sentir pequeño, cada vez más pequeño. Es como si, de a poco, estuviera abandonando mi cuerpo...

lunes, 26 de octubre de 2009

El ruiseñor II

Corrí feliz al encuentro con Tirina, mi nana. Lo había conseguido y se encontraba entre mis manos. Estaba apretadito porque sentía cómo su pecho latía furioso y sus plumas me hacían cosquillas. Pero no iba a soltarlo, no hasta que ella lo viera.
-¡Tirina, Tirina! Mira a quien he encontrado
-Muéstrame pequeña, ¿a quién has encontrado?
-Pero tengo un problema, no puedo enseñártelo. Se va a querer ir y no quiero extrañarlo.
-¿Acaso está él entre tus manos?
Le asentí y acomodé mi pequeña prisión cerca de mis propios latidos. Tu-túm. Tu-túm.
-Tirina...
-Dime
-¿Es feo estar encerrado?
Ella se inclinó para quedar en frente de mí y me sonrió.
-Si te obligan a ser prisionera no te va a resultar nada bonito, ¿no lo crees?
La miré mientras pensaba. No, no sería bonito. Pero yo a él lo quería mucho, y nunca cuando me despertaba podía encontrarlo.
-Pero no va a volver...
-Si tú así lo quieres y él también, ten por seguro que regresará a buscarte.

domingo, 25 de octubre de 2009

El ruiseñor


Esa primaveral mañana, los rayos del sol atravesaban las persianas cerradas de su habitación. Las ventanas, abiertas, permitían que el viento entrara y meciera sus cortinas. Todo se encontraba en su lugar, todo estaba correctamente acomodado. Los cajones cerrados y los retratos sobre las cómodas. La televisión apagada al igual que su computadora. Sólo se escuchaba como el suave cantar del libre iba cesando.
Y el despertador sonó.
De entre las desordenadas sábanas se asomó la figura de una joven, quien con pesadez apagó la alarma. Se sentó en su cama y miró a su acompañante, sin moverse demasiado. Él aún dormía...

¿Será poesía?

Déjate de bromas,
asume tus responsabilidades
y ten cuidado con las horas
puede que muy rápido se te pasen

Si te fijas en tu andar
puede que notes algo mal
fíjate que del mar
tú debes ir a la par

No te adelantes, no corras
aquel quien te sigue, llega
¿es que acaso si te demoras
puede que pierdas el tren de vuelta?

Si te fijas en tu andar
puede que notes algún malestar
fíjate que si el sol ya no está
muy pronto de noche será

Y ten cuidado,
corredor desenfrenado
pues si con la piedra tropiezas
no saldrás más que lastimado

¿No será mejor esquivarlo,
digo, a aquél quien va a tu lado?
pues más que dolor no te causa
y se escucha a lo lejos la comparsa

Un tambor para tu oído,
zumban y zumban miles de mosquitos
saben cómo a ti perturbar
si a tu lado no dejan de estar

Si te fijas en tu andar
puede que notes que algo ya no está
tú lo dejaste, ¿puedes recordar?
Allá en el claro, donde lo dejaste de amar.

Zumban y zumban miles de mosquitos
esos que saben molestar
que te pican justo en tu oído
ahora, claro, ya no los puedes escuchar

¡Oh, pobre mujer!
Desconfiaba hasta de su merced
mírenla, ahora anda asustada
preguntándose dónde quedó varada

Si en su andar se hubiera fijado,
muy rápido ella iba, lo hubiera notado
pero no ha sido capaz
y sola en la deriva ha de naufragar.

Sorda, muda y ciega
¿capaz será de reconocer a quien la espera?

Modismos

-Es tu culpa
La joven cubrió su rostro con ambas manos.
-Por favor, Farleer, no me lo repitas más
-Pero lo es y no lo quieres ver. ¿Hasta cuándo piensas seguir así?
Los hombros le temblaban al igual que su voz. Ella estaba llorando.
-No lo sé, Farleer, no quiero seguir con esto. Pero tampoco puedo detenerme.
-Si puedes, pero para eso tienes que esforzarte. Y cambiar. Eso más que nada.
-¡Cállate! No quiero oírte decir ni una sola palabra más
Su amiga la miró, perpleja. No la había escuchado expresarse así desde hacía mucho tiempo. De repente, su rostro se tornó serio y apoyó sus brazos sobre la mesa, dispuesta a olvidar la conversación.
-No te lo olvides, por favor...
-Si no lo hago, repetiré lo de recién
-Pero no te quedes callada, sé que tengo que cambiar
-¡Qué mujer! Si te digo algo, te enfadas. Pero tú dices lo mismo. ¿Acaso no ves que estoy repitiendo tus palabras?
-Es que a mí, a pesar de significar lo mismo, tus formas me provocan esto.

Parar

-¿Te vas?
-Sí, ¿hay, acaso, algo mejor que pueda hacer?
Ella guardó silencio mientras miraba fijamente el suelo.
-Adiós, entonces.
Tomó su bolso, guardó su teléfono en el bolsillo del pantalón y abrió la cerradura con sus llaves. Nuevamente, volteó a verla. Ella sostenía aún su mirada en el suelo. Suspiró y salió de la casa.
Sólo el golpe de la puerta al cerrarse la distrajo de sus pensamientos.
-¿Se... fue?
Como una película de imágenes, diversas situaciones se cruzaron por su mente, atormentándola.
-Pero... ¿por qué?
La misma película se repetía constantemente. Como si fuera a rendir un examen, ella repasaba cada situación una y otra vez, buscando el porqué de aquello y alguna posible solución.
Volvió a agachar su cabeza, entonces se distrajo.
Nuevamente su mirada se había fijado en aquella extraña mancha de café.

sábado, 24 de octubre de 2009

Repeticiones

-Por favor, dejame en paz...
Intentaba esconder la profunda decepción que sentía.
-¿Sucede algo malo?
-Sí, obviamente
-Decímelo
-No, ya te dije que no quiero
-Pero, ¿por qué?
-Porque me angustio, necesito estar con mis amigas y con vos también, pero me ponés tan...
-¿Tan qué?



Un silencio profundo reinó en el hotel.
-Necesito entenderme antes de aclarártelo
-Bueno
Ella lo miró atónita, incapaz de comprender. Con el enfado marcado en su rostro, dio media vuelta y comenzó a alejarse de él.
-¡Esperá! ¿qué sucedió?
-No quiero verte de nuevo. Por favor, dejame en paz...

sábado, 19 de septiembre de 2009


Un leve descuido puede retroceder el tiempo.


Quizá a
nadie le importe, quizá nadie lo note.

Puede que
en mí provoque algunos cambios.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Tiempo de cambios

OK, edité todo el blog. ¿Por qué? Porque ya no va a ser lo que era antes.

Es curioso que la pareja camine ladeando el mar, se están alejando. Si caminan mucho pueden llegar a perderse. O pueden perderse sus hijos. Ellos siguen felices y distraídos. ¿Recordarán el camino de vuelta?
El niño juega con su perro. Lanza una bola y el animal la recoge. Pero hace calor y no tienen bebidas. ¿Cuánta energía les quedará?
Una joven yace dormida, sueña. Recostada en la arena, ella suspira pausadamente. No busca tomar color ni lastimar su piel, solo se acostó. ¿Qué soñará?
Abre sus ojos, sorprendida. El cuerpo le pesa pero con esfuerzo logra levantarse. Echa un vistazo al lugar donde se encuentra. Lo reconoce y se alivia. Mirando al cielo logra notar el calor al que está expuesta y su garganta comienza a raspar.
Poco a poco, el sol comienza a ocultarse. Ella no quiere eso, no le gusta la noche. Decide caminar hasta la orilla del mar, visitar nuevamente ese lugar.
Lentamente, comienza a sentir como el agua moja sus piernas. Su cuerpo se estremece por el cambio de temperatura, pero ella quiere nadar. Continúa.
Llegando a su cintura, el agua hace presión. Entiende que es momento de hacer un esfuerzo por seguir y se impulsa. Salta dentro del mar y comienza a nadar a favor de la corriente.
¿Cuánto tiempo habrá nadado? ¿Hasta dónde habrá llegado?
Cuando sus brazos comienzan a fallarle intenta subir a la superficie. Sólo lo intenta una vez ya que enseguida se detiene. Se encuentra bien en el agua, se siente libre. Puede moverse con facilidad y nadie la está mirando. ¿Por qué va a salir de allí?
Entonces relaja su cuerpo. Siente como la corriente comienza a empujarla. ¿Por qué no dejarse llevar? No debe hacer nada más que sentir. El roce del agua con su piel semeja una constante caricia. Sonríe.
Pero siente una presión en el pecho. Le falta oxígeno. Sabe que el pánico no tardará en aparecer. Abre sus ojos, atenta. Pero no puede ver nada. El nudo en su garganta se agranda cada vez más y le pitan los oídos. Quiere mover sus brazos pero sabe que no puede, hace rato que siente que no le responden. Sabe que no puede salir.
Suelta el poco aire que le queda y se resigna. ¿Para qué va a pelear si sabe que no lo logrará?
La pareja ha vuelto al punto de partida. Allí se encuentran con el niño acostado al lado de su perro, ambos cansados. Los tres se sonríen. La joven logra voltear y los mira. Fuerza una sonrisa y la familia comienza a retirarse sin ella.
Abraza sus rodillas y vuelve a contemplar el mar. ¿Por qué salió? Estaba segura de no lograrlo, no quería pelear en vano. ¿Se habrá confundido? Entonces se levanta, sonriendo. Quizá está feliz por seguir con vida, después de todo fue su sueño. Voltea y sigue a su familia. Pero tropieza y cae en el mismo lugar donde se levantó. Alzando la cabeza, logra ver como aquellas personas se alejan cada vez más, riendo. Ellos están felices y ella no sabe por qué. ¿Qué ocurrió mientras ella dormía?
Su perro da la vuelta y la mira extrañado. Ella le silva intentando atraerlo, pero él comienza a ladrarle furioso. ¿Por qué le ladra? La familia se da vuelta únicamente para llamarlo.
Una vez desaparecidos puede reincorporarse. Mira tristemente el lugar y comienza a llorar. ¿Por qué no peleó? Ella sabía que no iba a lograrlo, fue lo que buscó. ¿Pero por qué no lo intentó? Sigue llorando, preguntándose nuevamente cómo es que lo sabía y qué hubiera pasado si lo intentaba.
No entendía de dónde había sacado tanta confianza para afirmar que todo eso había sido un mero sueño...