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domingo, 25 de octubre de 2009

Modismos

-Es tu culpa
La joven cubrió su rostro con ambas manos.
-Por favor, Farleer, no me lo repitas más
-Pero lo es y no lo quieres ver. ¿Hasta cuándo piensas seguir así?
Los hombros le temblaban al igual que su voz. Ella estaba llorando.
-No lo sé, Farleer, no quiero seguir con esto. Pero tampoco puedo detenerme.
-Si puedes, pero para eso tienes que esforzarte. Y cambiar. Eso más que nada.
-¡Cállate! No quiero oírte decir ni una sola palabra más
Su amiga la miró, perpleja. No la había escuchado expresarse así desde hacía mucho tiempo. De repente, su rostro se tornó serio y apoyó sus brazos sobre la mesa, dispuesta a olvidar la conversación.
-No te lo olvides, por favor...
-Si no lo hago, repetiré lo de recién
-Pero no te quedes callada, sé que tengo que cambiar
-¡Qué mujer! Si te digo algo, te enfadas. Pero tú dices lo mismo. ¿Acaso no ves que estoy repitiendo tus palabras?
-Es que a mí, a pesar de significar lo mismo, tus formas me provocan esto.

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